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lunes, 1 de junio de 2015

Hasta aquí.



Llegó uno de los días más temidos por casi todos nosotros, los mortales… 
Sarita se fue. Regresó a su hogar… eso espero. 
Lo cierto es, que de ahí nadie ha vuelto para decirnos, ¿cómo será eso? 
Todo lo que sabemos de “eso”, podemos deducirlo de algunos procesos oníricos o jugarretas del intelecto… pero nada concreto… poca ciencia ha habido en esto, y debe ser que la ciencia siempre es insuficiente a la hora de medir lo inmedible, lo impalpable, pero que a pesar de todo y todos, ahí está. Ese es el estudio del alma… las cosas que están, que son, pero que la razón no entiende...

Y ella se fue. Se fue hacia allá… hacia la luz, hacia el amor... hacia el creador… 

Hoy, muy temprano en la mañana, al salir de casa (aún oscuro) caminaba sola por la calle, y de una esquina, salió y pasó por mi lado una mujer pequeñita, menudita… vestía un charlón, cabello ondulado, cano, tomado con un pinche… y tuve que mirarla muy bien a la cara, para saber que no era la Sarita… juro que era igual! Me miró con tranquilidad, y me sonrió, yo igual le sonreí… caminé rápido, mire hacia atrás, y aún iba por la calle… pero era igual a ella, caminaba como ella, se veía como ella… ¿Será que aún algo de ella se anda despidiendo de esta tierra? 
Mi Sarita… tan terca como una mula! No quiso dar la pelea. Egoísta, lo encontré de su parte… egoísta, porque siempre pensó en ella. Ella se construyó así misma, es cierto. Pero también es cierto que tuvo una familia que le amó infinitamente, unos hijos dulces y un esposo abnegado. Y me hubiera gustado que por ellos, se la hubiera jugado… no lo hizo. “Estoy cansada”, me dijo un día… cansada de tanto vivir… (Como si hubiera tenido 100 años, dije yo) y decidió no pelearle a la muerte. Se fue, porque pudo y porque quiso. Me dolió su decisión. Ingrata, egoísta, egoísta, egoísta, la encontré. Pero en fin… fue su decisión, como siempre. Ahora, solo resta aprender a vivir con su ausencia… ha algunos, les dolerá más que a otros… pero así es la vida, no? Yo tengo sentimientos encontrados… la quise y la quiero mucho (es la cuñada con la cuál mejor nos llevamos, siempre) cuando le ofrecimos las distintas alternativas de terapias, y ella las rechazó todas, algo en mí también la rechazó. La acompañé hasta cuando más pude. 2 semanas antes de su muerte, me negué a seguir viéndola. No quise someterme a la tortura de presenciar su agonía. Me fui. Nos fuimos. No fue un hasta siempre, no fue una despedida, si no, un “hasta pronto”. Y ella lo sabe. 


sábado, 2 de mayo de 2015

Ya no dueles...


Que 20 años no es nada... Pareciera que no fueran nada... pasan como si nada, casi sin darnos cuenta... pero pasan. Y se acabó. 

Llegó el día que tanto temía, ese día sin llantos, sin dolor, sin reproches... el día de la nada. 
Fue una historia digna de ser contada a los nietos, y claro que la sabrán! 
Sabrán que su abuela vivió intensamente. Que se enamoró intensamente, que amó intensamente, que luchó intensamente, que rió y lloró intensamente, que el dolor desgarró su alma y su corazón en más de una oportunidad, que a ratos (solo a ratos) odió intensamente, y que olvidó intensamente. Llegó el día en que tocó olvidar. Fueron tantos y tantos los dolorosos intentos... que llegó el día en que no lo intenté más, y el olvido se hizo costumbre. La pasión se fugó por la ventana, una mañana de domingo quizás, de no se exactamente que día, qué año ni qué mes. 
Siempre nos engañamos a nosotros mismos, diciéndonos al oído que el amor verdadero es lo que queda después del amor pasional, hacemos una mezcla en la licuadora de nuestra conciencia entre el amor erótico y el amor filial... para soportar los días, la vida. Pero no es así. El amor de pareja, debe contener de todo un poco y en la dosis justa, un elíxir tan perfecto, que sea un bálsamo para las asperezas del mundo. Pero cuando algo falla... comienzan los desequilibrios. Y la verdad, es que nosotros, hace un cerro de años que veníamos desequilibrados... 
Que te amé. Dios sabe que te amé!
Entregué mi vida por ti, a ti, y no me arrepiento. 
Pediste a Dios un amor de “a de veras”, y Dios te lo concedió en mí... Nunca podrás reclamarle eso. Siempre obtenemos lo que pedimos... 
Pero fueron tantos los olvidos, tanto abandono, tantas idas y tantas vueltas, tantos “errores”, tantos perdones... tantos dolores... que al final, dio lo mismo. Cada vez que te ibas, algo en mi se moría. Fueron años de agonías... y cada vez que volvías, era un estanque de oxigeno a mi vida... 
Fueron tantas las heridas, que vivir se hizo urgente y preciso. Y aprendí. Aprendí a vivir sin tus brazos, sin tus besos, sin tu cuerpo cálido en mi cama... Aprendí a ser fuerte, aprendí a respirar sin ti, aprendí ha amar sin ti, aprendí a sentir sin ti, aprendí a levantarme y caminar sin ti. Aprendí a confiar en mí, aprendí tantas y tantas cosas contigo y sin ti, que sin ti hubiese sido imposible haberlas aprendido. Y te agradezco por eso. Dolió, y mucho, pero sirvió. 
Hicimos un hijo, como un pacto de amor y de alianza eterna... “Para que nunca nadie nos separe” (me dijiste) y así fue. Nunca nadie pudo separarnos, salvo tú mismo. 

Vi desfilar los mejores años de mi vida frente a mis ojos... sin yo hacer nada más que luchar por ti... ¡Qué necedad más grande! Siempre me costó mucho pensar en mí. Recién ahora lo estoy comenzando ha intentar... Así es que no fue difícil regalarte toda mi atención, mi libertad y mi vida... Pero ya todo pasó. Y pasó de una manera tan natural, como respirar... Ya no estas, ya te has ido... ya te he soltado... ya nos hemos liberado. 
No hay llantos, no hay dolores, no hay reproches, no hay traiciones, no hay terceros, no hay nada. Solo tú y yo, que ya no somos tú y yo... 

No te lo dije, y quizás nunca lo haga. Pero deseo que estés bien. Que construyas una vida, que ames y te amen de verdad. Que no te autodestruyas... que te des una oportunidad... Con un nuevo amor, sin heridas, sin mentiras, sin engaños ni manipulaciones... Solo deseo que te des una oportunidad para ser feliz... y no la destruyas como lo hiciste conmigo. Sin dolores, sin rencores, sin dramas... simplemente, gracias por todo, por nada y por más.



martes, 10 de marzo de 2015

En la antesala...



La Sarita...
Mujer menudita, de peculiar fraternidad y particular honestidad.
La Sarita... se hizo su lugar en el mundo a punta de codazos y costalazos. Nadie o muy pocos la quisieron en su niñez y adolescencia... La Sarita fue huérfana de padre a temprana edad, victima de una madre machista, solo supo de trabajo y más trabajo a muy corta edad. Estudió poco, porque era más productivo llevar dinero a casa... El hambre, la pobreza y la marginalidad, son animales fieros...
La Sarita, errática en amores... peregrina de la vida, los afectos, los abrazos sinceros. Se acostumbró a sobrevivir con lo que fuera, con los jirones de felicidad que pudo arrancarle a la vida, con los sube y baja, con todo. Oportunista como ella sola (en buena) o como buen sobreviviente... jamás desperdició ni un solo dulzor que le dio la vida, que entre sumas y restas, no fueron muchos pero sí los suficientes, los suficientes como para quitar los sin sabores del día a día (supongo, es lo que quiero creer).
Tuvo 2 hijos a temprana edad, un mal amor y un caminar sola la cuesta arriba de la vida. Hasta, que se encontró a su amor... Con él, hombre afuerino, provinciano, 10 años menor que ella... hombre honesto y trabajador... de esos "Súper-Man" que andan por ahí de vez en cuando sueltos... Quijotes que disfrutan de rescatar Doncellas en desgracias... Se unieron en vida, se amaron, se arrimaron con lo poco de ella, con los sueños de él, y formaron lo que llamamos familia. Tuvieron 2 hijos más, y después de 15 años de vivir en pareja, se casaron, así sin más, con pocos invitados, de la noche a la mañana... Ella siempre ha dicho que su negro, fue un milagro. Una bendición de Dios a tanto sufrimiento... Su negro la ama, y amó a sus hijos como si fueran propios. Los educó, los alimentó, y los formó a los 4 por igual. Para el negro, su familia es lo más preciado que la vida pudo darle... Cuando su familia se oponía a que se casara con esta "mujercita", él le dio la espalda al mundo entero, y siguió con su plan adelante, hasta que al mundo se le hizo costumbre.
Pero hoy, la Sarita se agotó. Su único vicio (el cigarrillo) terminó pasando factura. Cáncer al pulmón fulminante. Ramificado y desahuciado, dijo la ciencia. Y podría alargar la historia contando el dolor de su negro y cada uno de sus hijos, vecinos y amigos que le aman.  Pero no. Solo contaré lo que Sarita me ha dicho:
Después de mis lagrimas del primer impacto, me armé de valor y partí a ver a la Sarita... con el corazón apretado a mil, con ganas de ser "súper poderosa" y decir: No te vas! Partí... me pasé mil rollos, mil pensamientos venían a mi cabeza... ¿Cómo estará? ¿Y cómo se está después que te digan que te quedan pocos días de vida? ¡Mierda! esto no es nada fácil. Pero partí... Y para mi sorpresa, me encuentro con una Sarita de lo más bien... Su casita perfectamente ordenada, liempiecita, su cama igual de limpia y ordenada, en su mesita de noche; un nuevo testamento, un rosario, un vaso de agua, una caja de pastillas calmantes y un inhalador. Al parecer, es todo lo que necesita para la espera en la antesala... Un abrazo graaaaaandeeeee... y sentido me unió a ella... y un por dentro: Aguanta, no llores, se fuerte... ¡Cresta! ¿Y que no es ella la que se está muriendo, y resulta que la que lloro soy yo? Luego, me reincorporo, no me queda de otra, frente a tanta fortaleza envuelta en esa menuda Sarita. Conversamos largamente... me contó los por menores, los detalles y todo, de cómo fue todo tan rápido, si hace menos de un mes andaba patiperriando de lo lindo por la Serena (quizás, sus ultimas vacaciones) ella, la "ex foca", la mujer amante del mar, lo adora como el aire que respira, así es que como siempre, sus vacaciones las disfrutó al máximo. Y es que el cáncer es así... silencioso, sigiloso... traicionero...
¿Y ahora? ¿Qué se puede hacer? ¿Alguna operación, quimioterapia o algo? le pregunté. Nada, me dijo. Los resultados dieron que el tumor en el pulmón derecho es de 6 centímetros y se ramificó. Me dijeron que cualquier terapia o cirugía, solo es para sufrir... que mejor descansara, y viviera bien el tiempo que me quede... 
Uuuuffff... nada que decir... hubo un leve silencio profundo.... y mi corazón hecho un ovillo de lana.
Y con tanta naturalidad, me dijo: ¿Pero sabes qué? yo no me preocupo... ya está. Viví harto, disfruté harto, bailé harto, conocí harto, viajé harto, hice lo que quise en mi vida... crié a mis hijos, ya están grandes... todos hechos unos hombres y mujeres de bien, estoy contenta. Fui muy feliz, tuve un buen marido, un compañero que jamás me cortó las alas ni limitó mi vuelo, aprendí lo que quise... tomé los cursos y talleres que quise, tengo una linda familia, construimos un lindo hogar, tengo amigas y amigos que me quieren, estoy en paz con Dios y fui inmensamente Feliz! ¿Qué más puedo pedirle a la vida? ya estoy vieja... y estoy un poco cansada... ¿Qué más? me dijo, y con una satisfacción, una sonrisa, y ese brillito en los ojos, cuando hablas con el alma...
Nada más. Le dije yo... lindo recuento de tu vida pos vieja chica... y nos abrazamos con la mirada.
Y también me dijo: Mira negrita, yo con tu hermano (su negro) las pasamos todas, pero siempre tiramos pa´arriba juntos. Él hacía lo suyo y yo hacía lo mio, pero siempre para un mismo lado. Él es el mejor hombre que yo pude conocer en toda mi vida, y me hizo inmensamente feliz, y eso es todo lo que vale la pena, nada más.

* Ahora se que ella se va bien,  es su fin de ciclo y ella lo asume con amor, amor en Dios. Solo me resta estar ahí para mi hermano y sobrinos, para lo que viene... que será difícil, pero solo un hasta pronto. Solo le pido a Dios, nos entregue a todos la entereza y sabiduría para sobrellevar este tan repentino dolor... 




















lunes, 23 de febrero de 2015

En el purgatorio...



Anoche soñé con David... 

David es un compañero, artista multidisciplinario, que murió -muy repentinamente- en noviembre del año pasado. 
Yo iba de paso por un lugar extraño... medio en penumbra... que simulaba un lugar como unas cuevas o casas antiguas entre las rocas... algo así como en el medio oriente (tiempo de cristo). Era tarde-noche... habían divisiones de distintos compartimentos en ese lugar, y cada lugar parecía ser algo así como “un mundo aparte”. En uno de esos mundos, había una especie de taller (no muy grande) donde la gente trabajaba haciendo distintas cosas en manualidades. De pronto en un rincón del taller, observo bien y me dirijo hacia allá como buscando algo (no sabía bien qué) y me encuentro con David... nos saludamos... y sin contarnos mucho, supe que estábamos en el purgatorio... 

Habían unas mujeres muy enojadas que no querían que nos comunicáramos... pero las ignoramos. 

Me dijo: Ven! Mira, observa bien esto... (Él, estaba haciendo unas molduras de un material algo parecido al yeso) quiero enseñarte algo... con esta mezcla –me mostraba una bolsa de ese material- tú lo mezclas con agua, lo viertes en estos moldes, y podrás sacar estas lindas molduras! (En la bolsa, se leía el nombre del contenido, decía “Wüiku”, y  no tengo idea lo que eso significa) 
Con un poco de pesar, me decía: Mira, yo siempre quise enseñarte esto, pero no tuve tiempo de hacerlo... ah! Además tengo algo para ti que quiero entregarte... metía su mano derecha en el hondo bolsillo de su overol (mismo overol azul que siempre usaba y que generalmente estaba manchado con pinturas) y sacaba un muy antiguo dije de plata de forma ovalada –bastante grande- en cuyo centro tenía la figura de una mujer en relieve de oro, con cuatro esferas –igual en relieve- de oro girando alrededor de la mujer... Me mira fijo, y me habla telepáticamente, me dice: Mira, si a ti te toca un golpe de fortuna, no te olvides de mi gente... Y de la misma forma telepática, le pregunto ¿Y cuál es tu gente? Y él me muestra a sus antiguos compañeros muralistas, bailarines y luchadores sociales... ellos, ellos son mi gente. 

Todo esto, lo hicimos muy rápido, ya que muy pronto llegó un hombre -que parecía ser el jefe del taller- muy mal genio y exaltado y gritaba y gritaba!!! Que se apuraran, que trabajaran!!! 

Y yo, le digo: Oye, ¿y este tipo que se cree que los gritonea así? Y él me dijo: A no se ná yo... yo no lo pesco, yo no tengo jefes, yo trabajo solo. Además, yo no voy a estar mucho tiempo aquí, después me debo ir para otra parte... (Estaba igual como era de independiente y rebelde acá) También me dice: Ya debes irte, porque si no, después no te van a querer dejar salir... y debes esconder lo que te di, porque te lo van a querer quitar. Me despedí de él y escondí mi dije dentro de un zapato. Al salir de ahí, pasé por otro apartamento (otro mundo) donde habían unas personas medias extrañas... unas querían ayudarme a salir y otras obstaculizaban mi paso de una u otra forma, entre ellas, vi a una mujer –relativamente joven- que estaba acurrucada en una esquina, así, en cunclillas... ella lloraba y lloraba... sufría mucho... estaba muy triste... yo la quería ayudar, pero nada podía hacer en tan poco tiempo... la pobre sufría de depresión endógena y bipolaridad... me daba mucha tristeza verle así, y ahí... Pero tuve que partir... Al lograr salir de ahí, me perseguían en algo así como unos helicópteros y hacían llover unos lagartos amarillos ocre, que al golpearse en el suelo se reventaban y se volvían barro... lo malo era que los que no se golpeaban en el suelo, caían a campo abierto por encima de unas ramas de árboles y salían corriendo he intentaban morderme los pies... Por suerte, ninguno lo logró -yo tampoco les tenía miedo- algo me decía que no eran más que ilusiones. Al salir de ahí, debía cruzar un manantial de mucha agua que caía como cascada desde unas montañas verdes... Era un agua muy linda, con espuma blanca al caer... Ya iba ha cruzar, cuando me despierta el sonido del móvil. 

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Lo raro y curioso de todo esto, además del lenguaje onírico lleno de símbolos que visualicé, es que (aunque parezca contradictorio) hacía mucho tiempo que no me planteaba la existencia del limbo, purgatorio o infierno. A veces –casi siempre- se me arranca la científica que llevo dentro, y simplemente no me conformo con nada que no pueda comprobar.
¿Es un poco raro todo esto, no?
Desperté con una sensación de pesadez... y de mucha preocupación por David. Él era una buena persona, un poco lobo estepario, eso sí... pero una buena persona, preocupado siempre del porvenir... de los que vienen, un animal político, fraterno, solidario, gozador de la vida,  un hombre revolucionario de tomo y lomo que comprendía que la revolución solo se lograría desde adentro hacia fuera. Y fue así, como los últimos años de su vida los vivió más intensamente –aún- con un grupo de gente medioambientalista, muy espiritual con profundas raíces de rescate étnico.
Era el hombre menos machista que yo he conocido. Un gran amigo y un gran compañero. Siempre me impulsó seguir a mi corazón y hacerle caso a mi conciencia, sin importar su precio. Siempre esperaba de mí, un análisis coyuntural de la realidad político y social del país y también del exterior. Recuerdo que cuando me desaparecía o no leía nada mío, me dejaba un mensajito de “sutil” llamada de atención: ¿Qué pasa compañera, porqué no he leído nada suyo...? ¿Por qué no ha opinado nada? Y ahí, yo -como nobleza obliga- desempolvaba mis razones, sacudía mis desilusiones, y comenzaba alguna opinión...
Nunca antes había soñado con él... 
Y sí, siento que nos quedaron cosas pendientes... no sé exactamente qué, pero algo no hicimos... lo supe el día en que me avisaron de su muerte por un infarto fulminante... y estuve meses sin poder creerlo ni aceptarlo. Y como siempre he hecho con todo lo que me duele, apreté el botón del olvido y no quise recordarlo más. 
Para mí, él anda de viaje... y de seguro nos encontraremos en otro instante de este existir. No se bien para qué, ni porqué... pero sé que así debe ser.

Por el momento, solo deseo de todo corazón que esté bien, donde quiera que se encuentre.


viernes, 20 de febrero de 2015

Para tu alma


A tu alma...

Disculpa, pero no tengo otra forma más directa de hacerlo… 
Por azares o intenciones, has llegado a este cielo, y me honra este encuentro. Me hablas desde el alma, y desde aquí te respondo: 
Has posado tus ojos sobre lo que yo más amo, en esta vida y por siempre. Agradeces ese encuentro… Y te saludo por eso. 

No te tortures pensando que las cosas podrían haber sido distintas… desde el encuentro hasta el desencuentro, todo, absolutamente todo, ya estaba escrito hace milenios atrás… 

En este plano, la conciencia no se queda en el umbral… viene con nosotros, con ella vienen también las decisiones… y apegadas a ellas; las consecuencias. Libre albedrío nos dijeron que le llamaríamos… y eso, es tan nuestro, como lo es el aliento de vida con el que burlamos a la muerte. Con esto, quiero decirte que todo tiene su tiempo… que la sabiduría de entender lo que hoy confunde tu mente y tu corazón, solo te la obsequiará el tiempo… no hay porqué correr… 

Es tu tiempo de aprendizaje… ya llegará tu tiempo de enseñar lo aprendido, a otros, a los que vienen… 

Y los encuentros son eso, en esencia, son para esto: Compartir, recibir, entregar, amar, odiar, perdonar-se, procesar, reflexionar, aprender… y volver a empezar… La vida es cíclica, todos es constante movimiento… un constante aprendizaje, un constante crecimiento… para eso estamos -entre otras cosas- a eso vinimos. 
Sin duda, (y solo te hablaré por mí, aunque intuyo que para él también fue un gran aprendizaje) tu paso de estrella fugaz despertó (o intensificó) en mí, sentimientos de alerta e inquietud… también de afecto transferido... Lo entenderás cuando seas madre… No podrás evitar el remolino en el vientre, cada vez que tu hijo o hija, salga por ahí con el corazón en bandolera… expuesto, para que lo hieran… Las madres, siempre queremos proteger a nuestros hijos (hasta en los sueños), y cuando de proteger se trata… perdemos la cabeza, somos unas inconscientes, perdemos la razón y toda clase de equilibrio. Solo vemos un objetivo: Evitar el dolor a nuestros hijos. Olvidamos que nada puede enseñarles más que aquel que les hiere… que a veces, el amor también trae capa de verdugo, y que es necesario abrazar la oscuridad de los abismos para emerger con más fuerza hacia la luz. No, en ese aspecto, las madres somos sordas, ciegas, apáticas e indolentes, con todos y todo lo que no sea el dolor de su propio hijo. 
Vendrán muchas (espero que no tantas) caídas, dolores y tristezas… pero la vida está hecha de eso… ya lo sé… (Aunque la madre tiende a querer olvidarlo). Y solo deseo para él: La máxima felicidad. Que el amor inunde su vida, siempre. Que goce de gente que le ame, que tenga los mejores amigos (Se que siempre serán pocos, pero buenos) que la traición rehúya despavorida de él, que Dios reine en su corazón, y que en esta tierra, encuentre su alma gemela, que se quede con ella, que el amor sea mutuo, que el respeto sea mutuo, que la lealtad, la honestidad y la fidelidad sea mutua, que tengan unos hijos hermosos (de adentro hacia afuera) y que goce de buena salud y larga vida. Que ame su trabajo, que su crecimiento sea constante y permanente, que su desarrollo intelectual vaya a la par con el de su alma. Que aprenda mucho, y viva en plenitud… y sobre todas las cosas, nunca deje de agradecer, de compartir… de amar a su prójimo como a sí mismo. 

Y exactamente lo mismo deseo para ti. Se feliz, completa tu ciclo y ámate mucho. Para que siempre, ames a tu prójimo como a ti mismo. Así, con la ley de reciprocidad, recibirás mucho amor y la luz que tanto buscas (no olvides que afuera no hay nada, sino dentro de tu propia alma) .
Ve en paz… y ve con Dios, siempre. 

Te obsequiaré un mensaje de mi ángel para mi alma (que hoy, quiero compartir contigo): 
“Pídele a Dios que alargue tus días y fertilice tus tiempos”… 

 Bendiciones miles,  corazón.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Durante el viaje... / Ser e ir siendo...

"No te rindas, aun estas a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo. No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo"
 -Mario Benedetti- 

Abrí este blog hace 7 años. Por una necesidad de expresar de una u otra forma algunas cosas que llevo dentro y que de una u otra manera deseo exorcizar, sacando fuera. “Verbalizar sana”, nos dejó dicho Freud... y aunque no es uno de mis terapeutas favoritos, reconozco que en eso, tenía gran razón. En un mundo globalizado, materialista, superfluo y consumista, tomarse 5 minutos para liberar al corazón de tanto silencio... es un regalo más que merecido que nos debemos a nosotros mismos. 
Y es por eso, que desde siempre he decidido que jamás cerraré este blog, ni facebook, ni nada. Aquí yacen algunas emociones que creí pertinentes sacar en su momento... otras yacen en otros escritos. Es cierto, al paso del tiempo, al leerme, siento que hay partes de mí que ya no son las mismas... que he cambiado... que he ido evolucionando... creciendo... madurando con el tiempo... y de seguro, me queda mucho más que descubrir del mundo, y autodescubrir de mi... Tomarle el sentido a esto, es otro de los tantos hermosos regalos que nos otorga la vida. Es la magia de este viaje... Abrir los ojos, pensar en voz alta (muchas veces), y atreverse a decir lo que muchas veces no todos quieran oír, atreverse ha aceptar otras verdades... a reconocer los distintos escenarios, los matices y puntos de vistas. Ser uno mismo, a riesgo del rechazo de tantos que muchas veces se nos acercan disfrazados de amigos, cobijados bajo el manto de la hipocresía pero que en el fondo, solo nos envidian: Eso es vivir! Es ser valiente y amorosa /o consigo misma/o. No traicionarte en este viaje, he ahí el secreto de la felicidad. Por lo menos, eso es lo que yo he descubierto en este paso por la tierra. Cuando estas plena/a contigo, no existe nada que te amargue la existencia por siempre. Eres libre. Porque eres ante todas las cosas, un ser lleno de Amor. “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, nos dijo otro entrañable compañero de este viaje... y es algo que debemos tener presente siempre. Pero con honestidad, de corazón. Con respeto, con Amor sincero. 

Algún día, cuando haya dejado este plano, pasará por aquí un hijo, un nieto o nieta, un alguien... cualquiera, cualquiera que lo desee y los azares le traigan hasta este cielo... y verá una partecita del paso de esta peregrina... Quizás dirá: Tenía razón... quizás, estaba equivocada... quizás. Quizás un poco de cada una, quizás. Pero esto es la vida... un constante perder y ganar, perder y crecer... ganar y reír... Luego, volver a jugar... a evolucionar, y seguir creciendo... Y recuerda, nunca olvides: Yo no solo soy, voy siendo. Y esto no quiere decir que no tenga fundamentos, cimientos ni principios, por supuesto que los tengo, y vaya que sí! Pero si te estancas en las raíces, tus ramas jamás crecerán, tus hojas no verán nunca el sol, no entregarán aire... y las primaveras nunca sabrán de tus flores. Por eso, es tan importante el origen como el camino que decidimos transitar para llegar a nuestro hogar. 

La vida es eso... solo un viaje, una exploración... un reconocimiento... Un viaje lleno de aprendizaje... Pero también es efímera. Por eso, y quizás por el placer de hacerle una mueca de vida a la muerte, es que habemos gente, que como yo, buscamos cualquier medio (desde nuestros genes a nuestras experiencias) para dejar nuestras huellas en el camino. Y eso no está mal. Considerando que en cualquier esquina podemos encontrarnos con los boletos de regreso. 
Estos últimos años, varios de mis conocidos se han ido. Hoy aquí, mañana ya no. El cáncer... verdugo implacable y silencioso, se ha llevado a familiares, ha amigos, ha compañeros/as... Hoy amenaza a una muy querida compañera y amiga de mil batallas (como me dice ella). Y cresta! Duele tanto... también amenaza a la hermana de una persona a quién yo siempre querré mucho y a pesar de todo y todos, consideraré siempre mi amiga. Y duele... Duele el golpe de conciencia, de sabernos tan frágil como un volantín en medio de una tormenta... 
Y ahí están, dando la batalla por permanecer un tiempo más en este viaje... que por momentos se nos vuelve tan ingrato... Y yo aquí, impotente, sin poder hacer más nada. Nada que no sea pensar positivo y enviar las mejores energías para ellas. Aaaay... esto duele y duele mucho. Por esto es que he tomado más conciencia aún que no hay que pelearse con la gente que queremos por tonterías... en realidad, permanecer peleados con alguien que solo queremos abrazar, es una de las peores pelotudeces que podemos cometer en esta vida. Es mejor hablar, aclarar, y perdonar-se si es necesario y seguir... Que vale más un “lo siento”, que un perdona por no haber estado ahí, cuando aún vivías.

martes, 20 de enero de 2015

El alba...

"Por ello, no importa cuán oscura sea la noche, espero el alba, y aquéllos que viven en el día esperan la noche. Por tanto, regocíjate, y mantente íntegro, si puedes, y devuelve amor por amor. " Fragmento / El Candelabro. (Giordano Bruno).