De las razones del corazón.
De las razones que da la vida, las ilusiones, de la razón de los sueños.
Como en algún otro tiempo se encontró mi alma y la tuya...
Hombre de sueños infinitos... de vida de otros tiempos... Hombre de sabias lunas y soles encendidos que han tatuado tu piel.
Se me antojas de mirada transparente, de paz y hoguera en rebelión.
¿Me creerías si te dijera que mi alma presentía este encuentro?
¿Me seguirías creyendo si te digo que tu llegada ha alumbrado un espacio sombrío?
Ese espacio fraguado en la hermandad de la lucha, en la razón y la memoria.
Los años, el tiempo y las distancias son tan solo una ilusión en esta realidad material.
El alma, los sueños, las ilusiones y el amor, no conocen de muerte, transcienden los tiempos como los hombres y mujeres que los enarbolan. El paso de dichos seres, no ha sido ni será en vano, jamás. Por que al pisar la tierra su huella es indeleble en los surcos de la conciencia de los que vienen.
Encontrar ha alguien así, en estos tiempos, es como despertar después de una tormenta, y he ahí! El desierto florido frente a ti.
Y la soledad arranca despavorida, porque el vibrar de los sueños no lo apaga la noche ni la muerte.
(A un pedazo de estrella fugaz)