Translate

viernes, 20 de febrero de 2015

Para tu alma


A tu alma...

Disculpa, pero no tengo otra forma más directa de hacerlo… 
Por azares o intenciones, has llegado a este cielo, y me honra este encuentro. Me hablas desde el alma, y desde aquí te respondo: 
Has posado tus ojos sobre lo que yo más amo, en esta vida y por siempre. Agradeces ese encuentro… Y te saludo por eso. 

No te tortures pensando que las cosas podrían haber sido distintas… desde el encuentro hasta el desencuentro, todo, absolutamente todo, ya estaba escrito hace milenios atrás… 

En este plano, la conciencia no se queda en el umbral… viene con nosotros, con ella vienen también las decisiones… y apegadas a ellas; las consecuencias. Libre albedrío nos dijeron que le llamaríamos… y eso, es tan nuestro, como lo es el aliento de vida con el que burlamos a la muerte. Con esto, quiero decirte que todo tiene su tiempo… que la sabiduría de entender lo que hoy confunde tu mente y tu corazón, solo te la obsequiará el tiempo… no hay porqué correr… 

Es tu tiempo de aprendizaje… ya llegará tu tiempo de enseñar lo aprendido, a otros, a los que vienen… 

Y los encuentros son eso, en esencia, son para esto: Compartir, recibir, entregar, amar, odiar, perdonar-se, procesar, reflexionar, aprender… y volver a empezar… La vida es cíclica, todos es constante movimiento… un constante aprendizaje, un constante crecimiento… para eso estamos -entre otras cosas- a eso vinimos. 
Sin duda, (y solo te hablaré por mí, aunque intuyo que para él también fue un gran aprendizaje) tu paso de estrella fugaz despertó (o intensificó) en mí, sentimientos de alerta e inquietud… también de afecto transferido... Lo entenderás cuando seas madre… No podrás evitar el remolino en el vientre, cada vez que tu hijo o hija, salga por ahí con el corazón en bandolera… expuesto, para que lo hieran… Las madres, siempre queremos proteger a nuestros hijos (hasta en los sueños), y cuando de proteger se trata… perdemos la cabeza, somos unas inconscientes, perdemos la razón y toda clase de equilibrio. Solo vemos un objetivo: Evitar el dolor a nuestros hijos. Olvidamos que nada puede enseñarles más que aquel que les hiere… que a veces, el amor también trae capa de verdugo, y que es necesario abrazar la oscuridad de los abismos para emerger con más fuerza hacia la luz. No, en ese aspecto, las madres somos sordas, ciegas, apáticas e indolentes, con todos y todo lo que no sea el dolor de su propio hijo. 
Vendrán muchas (espero que no tantas) caídas, dolores y tristezas… pero la vida está hecha de eso… ya lo sé… (Aunque la madre tiende a querer olvidarlo). Y solo deseo para él: La máxima felicidad. Que el amor inunde su vida, siempre. Que goce de gente que le ame, que tenga los mejores amigos (Se que siempre serán pocos, pero buenos) que la traición rehúya despavorida de él, que Dios reine en su corazón, y que en esta tierra, encuentre su alma gemela, que se quede con ella, que el amor sea mutuo, que el respeto sea mutuo, que la lealtad, la honestidad y la fidelidad sea mutua, que tengan unos hijos hermosos (de adentro hacia afuera) y que goce de buena salud y larga vida. Que ame su trabajo, que su crecimiento sea constante y permanente, que su desarrollo intelectual vaya a la par con el de su alma. Que aprenda mucho, y viva en plenitud… y sobre todas las cosas, nunca deje de agradecer, de compartir… de amar a su prójimo como a sí mismo. 

Y exactamente lo mismo deseo para ti. Se feliz, completa tu ciclo y ámate mucho. Para que siempre, ames a tu prójimo como a ti mismo. Así, con la ley de reciprocidad, recibirás mucho amor y la luz que tanto buscas (no olvides que afuera no hay nada, sino dentro de tu propia alma) .
Ve en paz… y ve con Dios, siempre. 

Te obsequiaré un mensaje de mi ángel para mi alma (que hoy, quiero compartir contigo): 
“Pídele a Dios que alargue tus días y fertilice tus tiempos”… 

 Bendiciones miles,  corazón.

No hay comentarios: