Translate

domingo, 31 de enero de 2016

Carta para Mari.


Hola, cómo estas?

Dónde quiera que estés, quiero que estés bien, cuidada, protegida, amada y segura...
Espero y deseo que hallas encontrado todo lo que aquí nunca tuviste.
Por mi parte, sufriendo tu ausencia. Extrañándote a mares, ha ratos más insoportable que otros... pero aquí estoy (aún) resistiendo lo que me toca. Sola como un dedo. Y alguien -seguramente tú misma- me podría decir que no estoy sola, que tengo un montón de gente que me quiere, que tengo una familia, que tengo un hijo extraordinario, y un ramillete de proyectos acompañados de un puñado de sueños, cada uno en su lugar. Y sí, tengo eso y quizás hasta un poco de buena fortuna en las bastillas de mi vida... Pero nada de eso cambia que tú no estés. Y a eso es a lo que aún no me acostumbro. Te cuento:
Es verano, verano, recuerdas? Y es el segundo verano que no sabe a lo mismo... el segundo verano que no cruzas la cordillera para venir a pasarla con nosotros... el segundo verano de nunca más... el segundo verano de soledad indeterminada...
Desde que te fuiste, lloré (lloro) mucho. Lloro hacia dentro para no dejar el corazón expuesto. Pero lloro.
Te cuento que me volví orfebre (y aprendo cada día nuevas cosas) el arte llena gran parte de mi vida, y eso es bueno, ya sabes como soy... siempre buscando qué hacer, con qué llenar mi vida, mi vida... una vida mía y olvidada por tantos años... Es difícil decir MI vida, cuando siempre le perteneció más a los demás, a esos inmensos demás que a mí. Y ahora estoy en eso... mirándome hacia dentro, mimándome un poquito, desintoxicándome otro poquito... limpiándome de a poquito. He conocido gente nueva, algunas buenas, otras no tanto... ya sabes cómo es esto, la fauna humana es diversa y exquisita! He intentado quedarme con las mejores... ayudarnos a desarrollarnos juntas... ahí vamos...
La vacante de mejor amiga y compañera que has dejado sigue vacía. Y supongo que seguirá así por siempre. Hay días más soportables que otros, en este desandar el camino, a veces no se por dónde seguir ni elegir el modo...
Y a veces pienso: ¿Qué distinto sería todo si el cáncer no se hubiera apoderado de tu vida? Quizás si te hubieras cuidado un poquito antes... quizás si el cigarrillo no te hubiera  hecho rehén... quizás...
Pero ya está. Y lo que está es que tú no estas. Y yo me quedé sola.

Seguramente vendrán otros tiempos... y tu ausencia seguirá  estando presente, hasta después. Hasta después...