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martes, 10 de marzo de 2015

En la antesala...



La Sarita...
Mujer menudita, de peculiar fraternidad y particular honestidad.
La Sarita... se hizo su lugar en el mundo a punta de codazos y costalazos. Nadie o muy pocos la quisieron en su niñez y adolescencia... La Sarita fue huérfana de padre a temprana edad, victima de una madre machista, solo supo de trabajo y más trabajo a muy corta edad. Estudió poco, porque era más productivo llevar dinero a casa... El hambre, la pobreza y la marginalidad, son animales fieros...
La Sarita, errática en amores... peregrina de la vida, los afectos, los abrazos sinceros. Se acostumbró a sobrevivir con lo que fuera, con los jirones de felicidad que pudo arrancarle a la vida, con los sube y baja, con todo. Oportunista como ella sola (en buena) o como buen sobreviviente... jamás desperdició ni un solo dulzor que le dio la vida, que entre sumas y restas, no fueron muchos pero sí los suficientes, los suficientes como para quitar los sin sabores del día a día (supongo, es lo que quiero creer).
Tuvo 2 hijos a temprana edad, un mal amor y un caminar sola la cuesta arriba de la vida. Hasta, que se encontró a su amor... Con él, hombre afuerino, provinciano, 10 años menor que ella... hombre honesto y trabajador... de esos "Súper-Man" que andan por ahí de vez en cuando sueltos... Quijotes que disfrutan de rescatar Doncellas en desgracias... Se unieron en vida, se amaron, se arrimaron con lo poco de ella, con los sueños de él, y formaron lo que llamamos familia. Tuvieron 2 hijos más, y después de 15 años de vivir en pareja, se casaron, así sin más, con pocos invitados, de la noche a la mañana... Ella siempre ha dicho que su negro, fue un milagro. Una bendición de Dios a tanto sufrimiento... Su negro la ama, y amó a sus hijos como si fueran propios. Los educó, los alimentó, y los formó a los 4 por igual. Para el negro, su familia es lo más preciado que la vida pudo darle... Cuando su familia se oponía a que se casara con esta "mujercita", él le dio la espalda al mundo entero, y siguió con su plan adelante, hasta que al mundo se le hizo costumbre.
Pero hoy, la Sarita se agotó. Su único vicio (el cigarrillo) terminó pasando factura. Cáncer al pulmón fulminante. Ramificado y desahuciado, dijo la ciencia. Y podría alargar la historia contando el dolor de su negro y cada uno de sus hijos, vecinos y amigos que le aman.  Pero no. Solo contaré lo que Sarita me ha dicho:
Después de mis lagrimas del primer impacto, me armé de valor y partí a ver a la Sarita... con el corazón apretado a mil, con ganas de ser "súper poderosa" y decir: No te vas! Partí... me pasé mil rollos, mil pensamientos venían a mi cabeza... ¿Cómo estará? ¿Y cómo se está después que te digan que te quedan pocos días de vida? ¡Mierda! esto no es nada fácil. Pero partí... Y para mi sorpresa, me encuentro con una Sarita de lo más bien... Su casita perfectamente ordenada, liempiecita, su cama igual de limpia y ordenada, en su mesita de noche; un nuevo testamento, un rosario, un vaso de agua, una caja de pastillas calmantes y un inhalador. Al parecer, es todo lo que necesita para la espera en la antesala... Un abrazo graaaaaandeeeee... y sentido me unió a ella... y un por dentro: Aguanta, no llores, se fuerte... ¡Cresta! ¿Y que no es ella la que se está muriendo, y resulta que la que lloro soy yo? Luego, me reincorporo, no me queda de otra, frente a tanta fortaleza envuelta en esa menuda Sarita. Conversamos largamente... me contó los por menores, los detalles y todo, de cómo fue todo tan rápido, si hace menos de un mes andaba patiperriando de lo lindo por la Serena (quizás, sus ultimas vacaciones) ella, la "ex foca", la mujer amante del mar, lo adora como el aire que respira, así es que como siempre, sus vacaciones las disfrutó al máximo. Y es que el cáncer es así... silencioso, sigiloso... traicionero...
¿Y ahora? ¿Qué se puede hacer? ¿Alguna operación, quimioterapia o algo? le pregunté. Nada, me dijo. Los resultados dieron que el tumor en el pulmón derecho es de 6 centímetros y se ramificó. Me dijeron que cualquier terapia o cirugía, solo es para sufrir... que mejor descansara, y viviera bien el tiempo que me quede... 
Uuuuffff... nada que decir... hubo un leve silencio profundo.... y mi corazón hecho un ovillo de lana.
Y con tanta naturalidad, me dijo: ¿Pero sabes qué? yo no me preocupo... ya está. Viví harto, disfruté harto, bailé harto, conocí harto, viajé harto, hice lo que quise en mi vida... crié a mis hijos, ya están grandes... todos hechos unos hombres y mujeres de bien, estoy contenta. Fui muy feliz, tuve un buen marido, un compañero que jamás me cortó las alas ni limitó mi vuelo, aprendí lo que quise... tomé los cursos y talleres que quise, tengo una linda familia, construimos un lindo hogar, tengo amigas y amigos que me quieren, estoy en paz con Dios y fui inmensamente Feliz! ¿Qué más puedo pedirle a la vida? ya estoy vieja... y estoy un poco cansada... ¿Qué más? me dijo, y con una satisfacción, una sonrisa, y ese brillito en los ojos, cuando hablas con el alma...
Nada más. Le dije yo... lindo recuento de tu vida pos vieja chica... y nos abrazamos con la mirada.
Y también me dijo: Mira negrita, yo con tu hermano (su negro) las pasamos todas, pero siempre tiramos pa´arriba juntos. Él hacía lo suyo y yo hacía lo mio, pero siempre para un mismo lado. Él es el mejor hombre que yo pude conocer en toda mi vida, y me hizo inmensamente feliz, y eso es todo lo que vale la pena, nada más.

* Ahora se que ella se va bien,  es su fin de ciclo y ella lo asume con amor, amor en Dios. Solo me resta estar ahí para mi hermano y sobrinos, para lo que viene... que será difícil, pero solo un hasta pronto. Solo le pido a Dios, nos entregue a todos la entereza y sabiduría para sobrellevar este tan repentino dolor...