
Sigiloso entre siluetas te marchaste.
Cursando inviernos y soledad embravecida.
Dejaste un grito atascado en la garganta.
Dejaste un eco que retumba en la conciencia.
La soledad, ha sido eterna compañía...
Y se pregunta; si vendrás aquí algún día…
y si en el viaje eterno que emprendiste,
hay un lugar para llorar por tu partida...
Sobrevuelas las memorias en silencio
Acompañas a la ausencia en el camino
Me recuerdas que asciendo de tu sangre...
Y proteges con tu abrazo enternecido.