Cuando yo no existí ni había tierra, 
cuando todo era luna o piedra o sombra, 
cuando la luz inmóvil no nacía. 
Tal vez entonces esta piedra era
mi casa, 
mis ventanas o mis ojos. 
Me recuerda esta rosa de granito
algo que me habitaba o que habité, 
cueva o cabeza cósmica de sueños, 
copa o castillo o nave o nacimiento. 
Toco el tenaz esfuerzo de la roca, 
su baluarte golpeado en la salmuera, 
y sé que aquí quedaron grietas mías, 
arrugadas substancias que subieron
desde profundidades hasta mi alma, 
y piedra fui, piedra seré, 
por eso
toco esta piedra y para mí no ha muerto: 
Es lo que fui, lo que seré...
...Reposo de un combate tan largo como el tiempo... 
 

 
 
 



