
Las mañanas en aulas, eran soles de verano para mí
Ahí, estabas… siempre –puntual a las ocho-
Yo, a las ocho y quince, en punto.
La puntualidad, nunca ha sido mi fuerte… tanto como no lo ha sido mi capacidad de olvido.
Maestro aventajado en “teorías”. Alumno en práctica en acciones.
¿Que sabría yo que la exclusión ahogaba los sueños…?
¿Como podría sospechar que tus complejos rasgarían las costuras de la camisa, por donde se escapó la cordura?
Unas dosis de litio, acabaron con los sueños de a dos...
Una mente brillante, se opacó sin ver el sol.
Y nada pude hacer para evitarlo...
(Lo problemas vienen de ha pares) Caía en un abismo sin fondo… y nada podrías hacer para evitarlo.
La muerte, la muerte es la única amiga que jamás nos fallará en esta vida... siempre llegará a nuestro encuentro a su debido tiempo... y mi padre tenía su cita agendada.
(Los humanos desvariamos con jugarle a la escondida) El punto es que no estuve a la altura del conflicto...
No pude estar ahí para contenerte… Y es que ni siquiera, yo me sostenía...
Fueron tiempos negros. Donde el cielo abrió su boca y vomitó montañas de dolor sobre mi espalda...
Y no pude estar ahí para ti. Espero ojos de gato -cuando desandes el camino- sepas que si fallé, fue porque hasta yo fallé conmigo.