
Tú, que emborrachas mi existir…
Tú, que eres el “mal” del mundo…
Te haz vuelto la eterna risa, en la sonrisa abierta del corazón.
A ti, que tanto te combaten… Por ser la compañera incansable del amor.
No puedo hacer otra cosa que abrir mis brazos a tu venir... Con alegría, decirte: Bienvenida!
Mi amor sin ti, era amor opaco… Amor enfermo…
Llegas a mí… tan necesaria, como el rocío del amanecer sobre para los campos.
Vertiente pura y cristalina de agua de cordillera…
Bella, como luna llena en el manto de la noche.
Vuelas a mí, en bandadas de palomas blancas.
Prima de la Paz… Hija, hermana, novia, amiga, amante y compañera del amor y los valientes.
¡Maldigo a Freud, si intentó matarte!!
¿Qué sería del mundo sin tu presencia?
¡Matriarca de los sueños!
… ¿No es irónico?
Yo, precisamente yo… ¿Venir ha enamorarme como otra loca de ti?
¿Qué te hace tan irresistible?
¿Será que siempre estuviste aquí, y nunca quise verte?
Hoy, me descubro enamorada… Loca e irreversiblemente enamorada de ti, de la vida, del amor, de los sueños… De tu luz en medio de la noche.
Alzo la mirada al cielo… Y doy gracias por tu existir.
…
Y aunque ande rondando tu antagónico, disfrazado de ti…
Los locos de amor, sabemos reconocerte entre los impostores del camino.
¿¡Qué hubiera sido de Ernesto, Manuel, Miguel, Simón, Evita, Violeta, Víctor, Pablo, Gabriela y Salvador… Si no te hubieran conocido?
¿Y qué sería de nosotros…? El mundo se hundiría en sus abismos de tinieblas… para no ver la luz jamás.
Tú, paloma de nuestros corazones… Nunca dejes de agitar tus alas en medio de la noche… En medio del silencio… En los surcos de la memoria y la conciencia, donde nacen los sueños.
Que tu belleza, inunde de arco iris los prados de una eterna primavera, sin dueños… Una primavera universal y planetaria.
Que tu Luz, alineé el amor, prenda la razón del corazón y encienda el cielo!
Para preparar los días… limpiar el futuro, barrer la mentira, hacer la conciencia…
Unir las culturas y vivir los sueños… trenzados en un solo amor.