Cada cierto tiempo vuelvo al lugar de origen, para no
extraviar el camino...
Dejo miguitas de pan, como ese cuento que nos leían desde
niñas
y es que afuera, entre sombras y espejos retorcidos es fácil
perder el rumbo, extraviar los pasos, perderse en una esquina, y no encontrar
el camino jamás.
Porque entre el cielo y la tierra, me quedo contigo alma de
mi alma, alas de mis vuelos, cielo de mi infierno
Vuelvo mi vista hacia el pasado, y solo contemplo la vida en
el reloj de arena del tiempo de los hombres...
En este laberinto eterno, mitológico, material e irreal al
que llaman tierra...
con caminos de hermosas rosas y enormes espinas, de cielos
azules y oscuras nubes que amenazan con tormentas.
Es fácil errar el paso entre tantos matices disfrazados de
destino...
Por eso, prefiero emular a las águilas, que vuelan más alto
que la tormenta y no confían en la rama que les sujeta, si no más bien en sus
propias alas.
Sé como ellas, vencerás el miedo y conquistarás tus tiempos.
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